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DOI: https://doi.org/10.18002/dalcyl/v0i33

HERNÁN NÚÑEZ DE TOLEDO Y GUZMÁN

Nombre u obra homónima: Hernán Núñez de Toledo y Guzmán

Lugar de nacimiento: Valladolid

Otros nombres: El Pinciano, Comendador Griego

Geografia vital: Valladolid, Roma, Bolonia, Sevilla, Granada, Alcalá de Henares, Salamanca

Año de nacimiento: 1478

Año de fallecimiento: 1553

Lengua de escritura: español - latín - gallego -

Género literario: a:1:{i:0;s:18:"Crítica literaria";}

Movimiento literario: a:1:{i:0;s:12:"Renacimiento";}

Relaciones literarias y personales: Antonio de Nebrija, Juan Páez de Castro, Jerónimo Zurita

Temática: a:1:{i:0;s:20:"Reflexión literaria";}

Investigadores responsables: Domingo Malvadi, Arantxa - Signes Codoñer, Juan -

Por Juan Signes Codoñer y Arantxa Domingo Malvadi

Biografía

Hernán Núñez de Guzmán (Valladolid ca. 1478 – Salamanca comienzos del año 1553) fue llamado también por sus contemporáneos y la posteridad el Pinciano por su nacimiento en Valladolid (identificada entonces con la Pintia romana), o el Comendador Griego por la encomienda que tuvo de la Orden de Santiago y su condición de profesor de Griego.

Retrato Hernán Núñez

Retratos de los españoles ilustres con un epítome de sus vidas [Material gráfico]. Madrid: de orden superior en la Imprenta Real de Madrid, siendo su regente D. Lazaro Gayguer, 1791. “J.L. Enguidanos lo dibuxó ; M. Esquivel lo grabó”. Imagen cedida por la Biblioteca Digital Hispánica

De acuerdo con las biografías más recientes realizadas sobre el Pinciano (Asís Garrote; Domingo Malvadi 2012, quien obtuvo información complementaria sobre el personaje recogida en dos pleitos de Hernán Núñez conservados en Simancas y en la Real Chancillería; y Jiménez Calvente 2009-2013 y 2013), sabemos que era hijo de Ruy López de Toledo, tesorero de los Reyes Católicos, y de Teresa del Castillo. Hernán debió de nacer ca. 1478, dos años después de que sus padres contrajeran matrimonio. Suponemos que su infancia y juventud la pasó vinculado a su padre. También sabemos que, a la muerte de su madre, en 1486, el jovencísimo Pinciano es enviado por su padre a Italia para completar su formación. El Pinciano se vio beneficiado con una beca de colegial del Colegio de San Clemente de Bolonia cuando contaba entre trece y dieciséis años. En Italia permaneció por un espacio de diez años, hasta 1496. En un momento indeterminado, por aquellos años, recibió el hábito de la orden de Santiago de manos del maestre Alonso Cárdenas, en todo caso antes de 1493, que es cuando este falleció.

Cuando el Pinciano vuelve de Italia, fija su residencia en Andalucía, en Sevilla y Granada donde su padre Ruy López se había asentado desde 1494, con su nueva mujer, Luisa de Guzmán, hija de Pedro de Guzmán, alcalde mayor de Sevilla (de la que nuestro autor tomaría su apellido) y donde viviría hasta su muerte en 1517. En el momento en el que Hernán Núñez regresa a casa está ya plenamente formado, aunque allí aprenderá todavía la lengua árabe, de la que hizo escaso uso en sus obras. En Sevilla, con 21 años, publica sus muy eruditos Comentarios a las Trescientas de Mena y prologa también la obra de Eneas Silvio Picolomini Historia de Bohemia, donde refiere la revuelta morisca de 1499 de Granada, en la que el conde de Tendilla, que le acoge, tuvo una actuación destacada. El mecenazgo del conde le permite también realizar un segundo viaje a Italia antes de 1505.

En 1513 Núñez está ya trabajando en la Universidad de Alcalá de Henares fundada por el cardenal Cisneros, donde se sabe de su participación activa en el proyecto de la Biblia Políglota (documentado recientemente por Domingo Malvadi 2013, cf. también Sáenz-Badillos 1990 y Domingo Malvadi 2014) como conocedor del griego y del hebreo. Sabemos también que a partir de 1519 imparte allí clases en sustitución del griego Demetrio Ducas, año en el que publica sus ediciones escolares de un texto griego del bizantino Demetrio Mosco y de un opúsculo de Basilio de Cesarea (Martínez Manzano 2010) editados ambos por Arnao Guillén de Brocar en griego y latín y dedicados a Antonio de Nebrija.

El levantamiento de los Comuneros afectó mucho a los profesores de la Universidad de Alcalá, que tomaron partido por ellos, por lo que tras la derrota del movimiento en 1521, Hernán Núñez se traslada a Salamanca ciudad en la que residió hasta su muerte y en la que consiguió una importante proyección académica. En efecto, sabemos que el Pinciano es catedrático de griego y Plinio en la Universidad de Salamanca desde 1523 y que poco después, en 1526, pasa a desempeñar dos cátedras conjuntamente, la de retórica y la de griego. En esta posición se jubilará en 1548, marcando durante 25 años por completo la vida académica de la Universidad de Salamanca y la enseñanza del griego (Signes Codoñer 2008). No sabemos que en todo este periodo se desplazara fuera de la provincia, ni que volviera nunca a salir de España, pero a pesar de su aislamiento físico y exilio interior, la plataforma que le ofreció la Universidad de Salamanca cimentó su fama en nuestro país como uno de los helenistas más reputados y prestigiosos. Muchas de sus acciones como profesor están recogidas en los libros de claustro de la Universidad de Salamanca.

Fue también el responsable de aumentar los fondos de la Biblioteca de la Universidad, comprando libros de humanidades, griego y hebreo impresos en el extranjero, muchos de ellos a través de los libreros de Medina del Campo (para los registros que han quedado de esta actividad véase Bécares Botas 1998) y que anotó profusamente. Cuando se jubiló en 1548 negoció su pensión con las autoridades de la Universidad de Salamanca y consiguió su propósito a cambio de donar su biblioteca. La donación se hizo en vida (escribanos de la Universidad inventariaron sus libros y los rubricaron con un exlibris de la Universidad), pero solo se hizo efectiva en 1553 a la muerte del Comendador en Salamanca, que dejó con ello a la institución quizás su legado más importante.

 

Producción literaria

La producción literaria del Pinciano es básicamente la de un exégeta de textos, un filólogo, y se aplica preferentemente a textos latinos, ya que su trabajo con los griegos, como decimos en el apartado «tradición textual» se limitó a anotaciones en el margen de sus libros, ante la dificultad de llevarlos a la imprenta. Su actividad literaria comienza con sus comentarios a las Trescientas de Juan de Mena, publicados en Sevilla en 1499 y concluye con la publicación póstuma de sus refranes castellanos por su discípulo León de Castro en 1555. Inventariamos ahora brevemente sus obras por orden cronológico:

1499: Las trescientas de Juan de Mena con la glosa de Hernán Núñez de Toledo, en Sevilla, por Juan Pegnicer de Nuremberg, Magno [Herbst] y Thomas [Glocker], 1499 (reeditado en Granada en 1505). — Cf. Weiss, Julián & A. Cortijo Ocaña (eds.), Hernán Núñez de Guzmán- Glosa sobre las «Trezientas» del famoso poeta Juan de Mena. Edición crítica y estudio. Madrid: Ediciones Polifemo, 2015

1509: Eneas Silvio Piccolomini, La historia de Bohemia en romance [traducción de Hernán Núñez de Guzmán], en Sevilla, por Juan Varela de Salamanca, 1509.

1514-1520: Libri Veteris et Novi Testamenti multiplici lingua impressi, Compluti, per Arnaldum Guilliermum de Brocario, 1514-1520 [con participación de Hernán Núñez]

1519: Demetrius Moschus, Circa Helenam et Alexandrum [en griego, edición literaria de Hernán Núñez de Guzmán], Compluti, per Arnaldum Guilliermum de Brocario, 1519.

1519: Basilius Magnus, De moribus institutiones ad nepotes [en griego, edición literaria de Hernán Núñez de Guzmán], Compluti, per Arnaldum Guilliermum de Brocario, 1519.

1536: Ferdinandi Pinciani in omnia L. Annei Senecae philosophi scripta, ex vetustissimorum exemplarium collatione, castigationes utilissimae, Venetiis, expensis Jo. Agustini de Burgo, 1536.

1543: Pomponii Melae Castigationes in Pomponium Melam [Fredenandi Pinciani], Impressum Salmanticae, ex officina Ioannis Iuntae, 1543.

1544: Observationes Fredenandi Pintiani… in loca obscura, aut depravata historiae naturalis C. Plinii cum retractationibus quorundam locorum geographiae Pomponij Melae, Impressae in urbe Salmantica, in officina Ioannis Giuntae, iussu & impensa D. Francisci Bobadiliae, 1544.

1554: Observationes in loca obscura aut depravata historiae naturalis C. Plinii a fine libri xi usque ad finem xxv, Impressae in urbe Salmantica, in officina Ioannis Giuntae, iussu & impensis Domini Francisci Bouadillae, 1544.

1545: Observationes in loca obscura aut depravata historiae naturalis C. Plinii a fine libri xxv usque ad finem libri xxxvi, Impressae in urbe Salmantica, in officina  Ioannis Giuntae, iussu & impensa Francisci Bouadillae, 1545.

s.a.: Previlegio del Rey Ramiro e de los votos de Santiago con la confirmación del papa Celestino. Lo qual fue traduzido del latín en romance por Hernán Núñez de Guzmán, (S.l., s.n., s.a.).

1555: Refranes o proverbios en romance que nuevamente colligio y glossó el Comendador… Van puestos por el orden del Abc, Salamanca, Juan de Cánova, 1555. — Cf. Combet, Louis, J. Sevilla, G. Conde & J. Guia (eds.), Hernán Núñez. Refranes o proverbios en romance, Madrid, Guillermo Blázquez, 2001, 2 vols.

Además de estas obras, tenemos noticias de la existencia de otras que se han perdido. Sabemos así que hizo un Commentum y tradujo las Silvas Manto, Ambra y Nutritia de Ángelo Policiano; que tradujo algunos discursos de Temistio al latín (Translatio orationum pulcherrimarum Themistii Euphradae in latinum sermonem); que compuso un libro titulado Astrologo de Fernán Nuñes de la orden de Santiago sobre la traducción de Trogo Pompeo dirigida a la muy alta y muy poderosa [reina Isabel la Católica] y también unasCastigationes in Salustium dedicadas a Jerónimo Zurita (sobre todos estos textos véase Signes Codoñer – Codoñer Merino – Domingo Malvadi 2001, pp. 442-443). Sobre el discurso político en el regimiento de Granada, véase la edición de Nader 1978, pp. 484-485.

 

Tradición textual

Sobre muchos de los libros que el Pinciano adquirió y particularmente sobre los de su propiedad privada (impresos —muchos de ellos incunables— y manuscritos, véanse para ellos Signes Codoñer, Codoñer Merino & Domingo Malvadi 2001, así como Domingo Malvadi 2019), han quedado sus comentarios y anotaciones manuscritos, formando un corpus ingente de glosas inéditas copiadas en su mayor parte en los márgenes y hojas de guarda de los libros conservados en la Biblioteca Universitaria de Salamanca, a donde fueron a parar a su muerte en 1553, tras su donación en vida (para su estudio véase Codoñer Merino 2001 y 2002) y, ocasionalmente en otras bibliotecas, como la Biblioteca Nacional de Madrid, la Biblioteca Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense de Madrid, la Biblioteca del Palacio Real (para esta última Domingo Malvadi & Signes Codoñer 2000) o incluso la Biblioteca Universitaria de Santa Cruz en Valladolid (donde se ha descubierto un ejemplar censurado con los Adagios de Erasmo anotado por el Pinciano). Es más, el propio Pinciano parece haber sido copista de algunos manuscritos conservados en la Biblioteca Histórica de Salamanca (Signes Codoñer 2003 y Martínez Manzano 2015, pp. 46-72) y sabemos incluso de algunos discípulos suyos como Francisco Mendoza y Bovadilla que copiaron manuscritos y textos en griego a veces como parte del proceso de aprendizaje de la lengua griega con el Pinciano.

Todo este material, disperso y aleatorio, no merece obviamente la consideración de “obra”, pero es fundamental tanto para apreciar el método de enseñanza y de exégesis del Pinciano con los textos (de los que surgiría sin duda la base de muchos de sus comentarios eruditos publicados) como para entender las dificultades que tenían los helenistas para publicar o investigar sobre la tradición literaria griega en la España del siglo XVI, no solo ante la ausencia de impresores adecuados (más allá de las excepcionales impresiones de los textos bíblicos en Alcalá y Amberes) sino por la propia prohibición posterior de Felipe II de imprimir en griego en nuestro país.

No conservamos autógrafos de las obras impresas del Pinciano, publicadas todas en vida, aunque sea quizás interesante reseñar que de la edición literaria de los Refranes se encargó póstumamente su discípulo León de Castro, que le sucedió en la cátedra de griego en Salamanca. La obra se imprimió en 1555 en Salamanca por Juan de Cánovas. Sabemos del trabajo del Comendador en la obra por sus cartas, así como los materiales que usó para confeccionarla, incluido un cartapacio con unos tres mil refranes que le remitió Páez de Castro y que este le reclamó en vano.

 

Recepción socio-literaria

Tal como se destaca en su biografía, el principal apoyo a su formación le vino por parte de su propio padre Ruy López, muy bien posicionado en la corte de los Reyes Católicos, que pagó sus estudios en Italia. Allí, particularmente en Bolonia, Hernán Núñez aprendió latín y griego de la mano de reputados humanistas, como Filippo Beroaldo el Viejo y su discípulo Giovanni Battista Pio. También en las notas de algún libro suyo menciona como preceptor personal a un tal Joviano de Sancta Maura (la isla jonia de Léucade), que conjeturamos pudo ser un griego emigrado del Peloponeso citado por sus primeros biógrafos y sobre el que no tenemos mayores referencias. Al margen de su familia, el Pinciano dependió en buena medida del apoyo y mecenazgo de Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, al que seguramente acompañó en su embajada a Roma ante el papa cuando partió de joven a Italia y que de alguna manera se responsabilizó de su estancia allí. A su vuelta a España y establecido en Granada, el Pinciano dedicó al conde de Tendilla su comentario de la obra de Mena. Tendilla le encomendó entonces la tutela de su hijo Luis Hurtado, futuro gobernador de la Alhambra y Capitán general de la armada en Andalucía. Ya hemos dicho que Tendilla le sufragará un segundo viaje a Italia a principios del XVI. En Andalucía por esos años el Pinciano entró en contacto con intelectuales como el italiano Pedro Mártir de Angleria, también instructor de los hijos del conde de Tendilla, o el propio Antonio de Nebrija que por aquel entonces estaba al servicio de Juan de Zúñiga en Alcántara. El siguiente protector en su vida será el cardenal Cisneros, que puso en marcha la Universidad de Alcalá de Henares a la que se incorporó tempranamente el Pinciano para colaborar en el proyecto de la Biblia Políglota. No obstante, la muerte de Cisneros en 1517 y la Guerra de las Comunidades, obligaron al Pinciano a abandonar la ciudad para dirigirse a Salamanca, a cuya Universidad seguiría vinculado hasta su muerte.

La fama del Pinciano como profesor en Salamanca hizo que muchos acudieran a las aulas salmantinas arrastrados por su prestigio, algunos incluso desde el extranjero, como Nicolás Clenardo en 1533. Entre sus discípulos hay que citar a los hermanos Francisco y Juan de Vergara, Juan Páez de Castro, Jerónimo Zurita (para Zurita y el Pinciano cf. Domingo Malvadi 2010, pp. 11-14), Antonio y Diego de Covarrubias, Francisco de Mendoza y Bovadilla, el maestro Cobos, el maestro Lillo, Lorenzo Balbo, León de Castro, etc., muchos de los cuales tuvieron un intenso intercambio epistolar con él (la edición de sus cartas en Domingo Malvadi 2001 contiene un apéndice de biografías de las personas con las que se relacionó; véase también Domingo Malvadi 2002).

 

Recepción crítica

La importancia de la personalidad del Pinciano se revela en las biografías que le consagraron Andreas Schott en sus Hispaniae illustratae… auctores (Fráncfort 1603-1608) y Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Nova (Roma 1672), pero más allá de la laudatio a su labor erudita y docente, la obra del Pinciano apenas ha recibido atención entre los estudios de la Filología Clásica, con la excepción quizás de aportaciones ocasionales de sus comentarios a Plinio y a la Geografía de Pomponio Mela, que en todo caso remontan a la crítica más reciente (Codoñer Merino 2011) y alguna referencia incidental a su anotación de textos griegos (Martínez Manzano 1999 y Codoñer Merino 2001). Diferente es el caso de su recepción entre los hispanistas, que han valorado mucho la condición pionera de su colección de refranes, inspirada lejanamente por los Adagios de Erasmo (para el Pinciano y Erasmo véase Signes Codoñer 2004), pero se nutre de la tradición popular (de ahí los estudios por ejemplo que han dedicado a esta cuestión: como Madroñal 2002 y Signes Codoñer 2009). Los refranes del Pinciano fueron fuente de inspiración de Cervantes en su Quijote que cita al Comendador elogiosamente en boca de la duquesa que señala que “Los refranes de Sancho Panza… puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar” (Parte II, cap. 34). Muy importante ha sido considerado su erudito comentario a la no menos erudita obra de Juan de Mena, el Laberinto de la Fortuna o las Trescientas, que ha sido objeto de varios estudios de interés especialmente entre hispanistas (Jiménez Calvente 2002 y Alonso Miguel 2002)

 

Bibliografía citada

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Enlaces web

  1. Universidad de Salamanca. Base de datos Antiguos posesores
  2. Universidad Complutense de Madrid. Cisne. Base de datos de Fondo Antiguo:
  3. Real Biblioteca. Base de Datos IBIS.
  4. Biblioteca Nacional de España. Biblioteca Digital Hispánica
  5. Universal Short Title Catalogue (USTC)

 


 

Responsable: Signes Codoñer, Juan y Domingo Malvadi, Arantxa.
Juan Signes Codoñer es catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid y Arantxa Domingo Malvadi es titulada superior de fondos bibliográficos en la Biblioteca del Palacio Real.

Revisión: Grupo de investigación LETRA.

Cómo citar y DOI del artículo: 
Juan Signes Codoñer y Arantxa Domingo Malvadi, «Hernán Núñez de Guzmán, el Pinciano», Diccionario de autores literarios de Castilla y León (en línea), ed. Jesús Nieto Ibáñez, dir. María Luzdivina Cuesta Torre,y coord. Grupo de investigación LETRA, León, Universidad de León, 2020. En línea en < https://letra.unileon.es/ >. DOI:  https://doi.org/10.18002/dalcyl/v0i33

Editado en León por © Grupo de investigación LETRA, Universidad de León. ISSN 2695-3846.

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