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DOI: https://doi.org/10.18002/dalcyl/v0i22

LEÓN DE CASTRO

Nombre u obra homónima: León de Castro

Lugar de nacimiento: Castrojeriz (Burgos)

Otros nombres: León de Castro

Geografia vital: Burgos; Salamanca; Valladolid

Año de nacimiento: 1505

Año de fallecimiento: 1585

Lengua de escritura: español - latín -

Género literario: a:1:{i:0;s:20:"Literatura religiosa";}

Movimiento literario: a:1:{i:0;s:12:"Renacimiento";}

Relaciones literarias y personales:

Temática: a:4:{i:0;s:18:"Doctrina religiosa";i:1;s:14:"Moral y ética";i:2;s:20:"Reflexión literaria";i:3;s:10:"Teológica";}

Investigadores responsables: Delgado Jara, Inmaculada -

Por Inmaculada Delgado Jara

Biografía

Documentos relativos a León de Castro

Documentos relativos a León de Castro, fondo de Ricardo Espinosa Maeso (León, 24-5-1894 / Salamanca 8-6-1980). Signatura: AUSA_RE,2,2 
Archivo pdf 1. Hoja 26r (Castrojeriz)

El helenista, gramático y teólogo León de Castro nació alrededor de 1505 (Moreno, 2009: 613) quizá en Castrojeriz (Burgos) (Rojo Vega, 1997: 61; Domínguez Domínguez, 2015: 204), aunque no hay seguridad. Pinta Llorente (1935: 37) nos dice: «En la ciudad de Salamanca, a tres días del mes de marzo de mil y quinientos y setenta y dos años, […] pareció siendo llamado el maestro León de Castro […] de edad de cerca de sesenta años…». Murió yendo de camino a Astorga el 17 de octubre de 1585, a consecuencia de una caída de la mula que le llevaba (López Rueda, 1973: 87; De la Fuente, 1860: 78). Se dio cuenta al Claustro universitario del fallecimiento el 21 del mismo mes, haciendo pública la vacante de la Cátedra de Prima (Esperabé de Arteaga, 1917: 340). Nicolás Antonio dice que muere en 1586 (1788: 15), al igual que el Index Aureliensis (1982: vii, 141).

Discípulo aventajado de Hernán Núñez, el Comendador Griego o también conocido como el Pinciano, comienza a enseñar griego en la Universidad de Salamanca el 12 de diciembre de 1533, alcanzando los grados de Licenciado y Maestro en Artes el 27 de enero y 24 de febrero de 1539 (Esperabé de Arteaga, 1917: 339; García Pinilla y Solana Pujalte, 2017: 167). Precisamente la implantación del griego en la Universidad de Salamanca en la segunda mitad del siglo xvi se debe, entre otros, a humanistas como él, y como fray Luis de León, el Pinciano, el Brocense, Arias Montano, Hernán Pérez de Oliva o Diego Gracián de Alderete (García Gibert, 2010: 22-23). Con casi todos ellos León de Castro tuvo alguna relación.

Además de esta cátedra de Griego tuvo desde 1547-1548 a 1550 un curso de Gramática latina (Retórica). Jubilado el Comendador Hernán Núñez, el 1 de mayo de 1548 se encargó de la sustitución de la cátedra de Retórica (Signes Codoñer, 2001: 21-22), que ocupó hasta que a finales de 1549, fue nombrado catedrático de una de las Prima de Gramática (la de Latín) (Moreno Gallego, 1997: 59). Allí desempeño su labor durante veinte años (De la Fuente, 1860: 42-43; Gil, 1981: 81) y, pasados estos, solicitó el retiro, hecho que estaba permitido estatutariamente. Así, el 25 de junio de 1569 en el Claustro de Diputados y Catedráticos de propiedad, pide la jubilación de prima de Gramática latina. El 6 de julio del mismo año se presentó en el Claustro la «memoria de lo que el muy magnifico e muy reverendo señor maestro leon de castro» había leído «en los veynte años que» había tenido «su catedra de prima de gramatica» (López Rueda, 1973: 81-82) y los claustrales le concedieron la jubilación (AUSA, t. 37, fol. 131r). Como catedrático de Prima de Gramática en propiedad y regente principal de Griego desde 1553, manipula a su antojo la enseñanza de las lenguas clásicas, «acostumbrado a ser una especie de oráculo en la Universidad desde 1550» (López Rueda, 1973: 73; 83-84; Domínguez Domínguez, 2015: 204).

Libros de Claustros

Libros de Claustros, Archivo de la Universidad de Salamanca (AUSA), t. 43, claustro de II-II-1574, fol. 39v:

Después de su jubilación en latín, siguió dando clases de (dictando) griego, que era lo que más le atraía (Esperabé de Arteaga, 1917: 339; López Rueda, 1973: 82), e interviniendo en los asuntos de la Universidad: entre otros, se ocupa de la adquisición de libros para la Biblioteca Universitaria, tratando con los mercaderes de la ciudad a este efecto (Lilao Franca y Becedas González, 2006: 891-894). En 1574 León de Castro dio cuenta de la comisión que se le hizo «para poder conprar libros raros y de mano e no ympresos e que al presente él tenía y tiene una carta de Madrid en que se le abisa que se le darán muy escogidos e muy principales». La Universidad nombró una comisión para que los vean «porque los libros semejantes serán de calidad y cantidad y es necesario verse y entenderse», y vistos los libros «los hagan conprar e conpren siendo necesarios e tales que convengan a la Universidad», dejando libertad a la comisión para que actúe sin informar de nuevo al claustro (AUSA, t. 43, claustro de ii-II-1574, fol. 39v).

Con respecto a su mediación en las cuestiones de la Universidad, cabe reseñar otro hecho. En 1569 el Claustro le facultó, junto con fray Luis de León, para que examinase la habilidad del copista cretense Nicolás de la Torre e informase luego sobre si sus servicios podían ser útiles a la Universidad (AUSA, t. 37, fol. 150v). El informe fue favorable y Nicolás inició sus trabajos de calígrafo en Salamanca, que durarían hasta 1573 (Moreno Gallego 1997, 60), cuando la situación en Salamanca no era propicia para el copista, ya que no había libros para copiar y había problemas económicos en la Universidad. Entonces acepta la invitación que se le hace desde la Corte para trabajar al servicio de Felipe ii y en marzo de 1573 pide a la Universidad salmantina que le rescinda el contrato y se traslada a El Escorial (López Rueda, 1973: 82; Lilao Franca y Becedas González, 2006: 894).

Libros de Claustros

Libros de Claustros, Archivo de la Universidad de Salamanca (AUSA), t. 37, fol. 150v

Se implicó en el establecimiento del Colegio Trilingüe en Salamanca, colaborando bajo su dirección en la redacción de los Estatutos. Se dio la Real Cédula que autorizaba su fundación el 30 de octubre de 1555 (López Rueda, 1973: 76). Hubo dos cuestiones conflictivas: la primera, empezó por el debate de la enseñanza de las lenguas antiguas; la segunda, por el lugar del emplazamiento del Colegio Trilingüe. Con respecto al primer asunto, el modelo que se propone es la Universidad de Alcalá. En 1552 los doctores Francisco Sancho y Bernardino Ruiz visitan a los complutenses para observar de cerca el sistema que ellos siguen en la enseñanza de las lenguas (López Rueda, 1973: 71-72; Moreno Gallego, 1997: 59). Respecto a la ubicación, había quienes querían que este estuviera alejado de la Universidad, extramuros, para que así no tuvieran contacto con otros estudiantes y de este modo se vieran tentados a dejar de estudiar lenguas. Con ello, también se quitarían de encima a León de Castro. Pero el helenista luchó denodada y acertadamente contra ello y lo refutó en el Claustro del 22 de septiembre de 1554 con demoledores –y a su vez actuales– argumentos (AUSA, t. 22, fol. 108v.) (López Rueda, 1973: 73-77).

También se graduó en 1559 de Licenciado y Maestro en Teología (Esperabé de Arteaga, 1917: 339). Su maestro de Teología fue el doctor Francisco Sancho, comisario de la Inquisición de Valladolid en Salamanca (Nicolás Antonio, 1788: 14; López Rueda, 1973: 80), que detalla del maestro León de Castro «ser muy universal y de mucha e varia lection asi en historia como en cualquier otra cosa» (AHNiv., Cartas del Consejo, leg.º 3189). Vidal, sin embargo, afirma que fue el Brocense su maestro. Esperabé de Arteagacree que esto último es un error (1917: 339). En las portadas del Apologeticus (1585), de su Comentario a Oseas (1586) o en los Scholia in Zachariam Prophetam (1583), Castro citará entre sus títulos el de Collegij Theologorum in Academia Salmanticensi Decano, «decano del Colegio de Teólogos de la Universidad de Salamanca», aunque nunca enseñara propiamente Teología en la Universidad (Domínguez Domínguez, 2015: 221).

Es conocida también su disputa con Francisco Sánchez de las Brozas (Cáceres), el Brocense (1523-1600). En el Claustro celebrado el 25 de abril de 1564, el Brocense presentó una reclamación contra los manejos –según él– de León de Castro (De la Fuente, 1860: 26-27; López Rueda, 1973: 77-78). La obra de Vicente de la Fuente (1880) da buena cuenta de su actitud frente al maestro Francisco Sánchez, de su actitud ante el asunto de los pupilajes, de la puesta en marcha del Colegio Trilingüe, del manejo de las rentas, etc. (De la Fuente, 1860: 26-41).

En el año 1569, las discusiones ideológicas entre los profesores salmantinos se vuelven más desabridas. Gaspar de Portonariis, que había publicado la Biblia de Vatablo en 1555, ve la posibilidad de sacar una nueva impresión para lo que pidió licencia al Consejo Supremo de la Inquisición, que encomendó a Francisco Sancho, decano de la facultad de Teología de la Universidad de Salamanca, el examen y corrección del texto. En las Juntas de teólogos convocadas al efecto, cuyas sesiones se alargaron hasta 1571, se sentaron junto a Sancho, entre otros, los dominicos fray Juan Gallo y fray Bartolomé de Medina, el helenista León de Castro –todos ellos dentro de la corriente académica inmovilista–, los agustinos fray Juan de Guevara y fray Luis de León y los hebraístas Gaspar de Grajal y Martín Martínez de Cantalapiedra –con una actitud más abierta– (Pinta Llorente, 1946: lxxxi; Moreno Gallego, 1997: 55-56; San José Lera, 2012: passim).

Frontispicio de Biblia sacra

Frontispicio de Biblia sacra cum duplici translatione & scholiis Francisci Vatabli; nunc denuò a plurimis, quibus scatebant, erroribus repurgatis, doctissimorum Theologorum, tam almae Vniuersitatis Salmanticensis, quàm Complutensis iudicio ac Sanctae & generalis Inquisitionis iussu. Salamanca, por Gaspar Portonaris, 1584. Biblioteca Nacional de España.

Aunque finalmente todos los teólogos salmantinos asistentes a las sesiones firmaron la aprobación de las anotaciones de Vatablo (Pinta Llorente, 1946: lxxxviii), lo que posibilitaría una nueva edición en 1584, en las juntas se enfrentaron dos tendencias irreconciliables, hecho que iba a desencadenar las persecución de los hebraístas (Domínguez Reboiras, 2019: 166-169). León de Castro, acérrimo defensor de la Vulgata –declarada auténtica por el Concilio de Trento en su sesión cuarta del 8 de abril de 1546– y de la traducción de los lxx y desconocedor del hebreo, pero convencido de que las versiones hebraicas de la Biblia estaban adulteradas por los rabinos, combatió en ellas las tesis de los hebraístas, apoyados por fray Luis de León, que defendían la posibilidad de ofrecer nuevas interpretaciones de las Sagradas Escrituras, completando las aportadas por los santos, y de recurrir al texto hebreo como fuente más segura para resolver cuestiones filológicas, a la vez que defendían interpretaciones más literales de algunos libros del Antiguo Testamento y menos alegóricas que las ofrecidas por los escolásticos. La corriente representada por fray Luis, Grajal y Cantalapiedra era la de la exégesis filológica y poligráfica, es decir, era necesario acudir a la veritas Hebraica y también a la veritas Graeca, así como a múltiples saberes para alcanzar una comprensión más genuina y cabal (López Rueda, 1973: 78 y 315-317; García Gibert, 2010: 23; San José Lera, 2012: 64-68; Domínguez Domínguez, 2015: 204). El hecho de que algunos de ellos fuesen, además, de origen judeoconverso, sirvió a León de Castro, secundado por Bartolomé de Medina, para acusarlos ante la Inquisición de parcialidad judaica y menosprecio de la Vulgata, provocando su prisión y enjuiciamiento (Moreno Gallego, 1997: 56; Bataillon, 1986: 741-742; Menéndez Pelayo, 1986: 296-297; Alcalá, 1984: 294-297; Pinto Crespo, 1983: 191-192; Muñoz Solla, 2016: 61-63). Así Bartolomé de Medina, en su testificación contra fray Luis de León afirmaba que … «los dichos tres maestros [Grajal, Martínez y fray Luis de León] prefieren a Vatablo, Pagnino y sus judíos a la traslación Vulgata y al sentido de los santos, lo cual a este declarante ofendía mucho» (Salvá y Sáinz de Baranda, 1847: x, 7; González Novalín, 1996: 125; Domínguez Reboiras, 2019: 171-172).

También atacó a Benito Arias Montano, que estaba entonces preparando la Biblia Políglota Regia, denunciándole al considerar su labor como sospechosa de judaísmo y poco respetuosa con la Vulgata (Nicolás Antonio, 1788: 14; De la Fuente, 1860: 67-70; Fernández Marcos, 2012: 255), si bien pudo ser publicada por Plantino en Amberes en 1572 (Pérez Castro y Voet, 1973: 31-32, 51 y 73; Rekers, 1973: 87;Gil Fernández, 1988: 45-53; Gil Fernández, 2003: 16; Ortega Sánchez, 2006: passim; Dávila Pérez, 2009: 134-138). León de Castro porfiaba que el texto hebreo de la Biblia había sido adulterado por la introducción de puntos masoréticos, por lo que se debía, según él, buscar la verdad en las traducciones de san Jerónimo y de los Setenta intérpretes (Macías Rosendo, 1998: 486). Por estas mismas fechas (28/10/1570), el propio fray Luis de León escribe a Arias Montano sobre Castro manifestándole que «todo lo que es letra o que tiene cosas de haber nacido en rabinos es para él cosa descomulgada» (López Estrada, 1961: 399-400). Con todo, una vez publicada la Políglota de Amberes, dada su importancia para la filología bíblica, fue adquirida una copia como fondo para la Biblioteca General Universitaria de Salamanca por León de Castro, previa petición a su comisión para la compra de libros (Moreno Gallego, 1997: 61-62; Lilao Franca y Becedas González, 2006: 892). El 13 de marzo de 1574 Castro informa para estar atentos a comprarla y que la Universidad no se quede sin ella. La Universidad acordó comprarla y ofrecer al vendedor 80 ducados (AUSA, t. 43, claustro de 13-III-1574, fols. 56v-57r). León la examinaría personalmente antes de depositarla en la biblioteca universitaria (López Rueda, 1973: 85-86; Domínguez Domínguez, 2015: 207).

En 1576 renunció a la cátedra de Griego, consciente de su derrota moral, tras ser reintegrado fray Luis de León, su antagonista (La Fuente, 1860: 44-45 y 49; Esperabé de Arteaga, 1917: 339-340; Carrete Parrondo, 1987: 107-115; Kamen, 2014: 174). Entonces se incorpora como canónigo de la catedral de Valladolid, donde continúa con sus estudios de la Biblia hasta su muerte en 1585 (Moreno Gallego, 1997: 62).

 

Producción literaria

El intervalo cronológico en que se sitúa su producción es 1555-1585.

Las relaciones personales y/o literarias son muy relevantes en su vida y en su obra, como hemos advertido en el apartado anterior, ya que hablamos de personalidades de la talla del Brocense, Arias Montano, fray Luis de León, Gaspar Grajal o Martín Martínez de Cantalapiedra (Kamen, 2014: 174), con los que tuvo serias disputas, como ya hemos detallado.

Portada de los Refranes o Proverbios en romance

Portada de los Refranes o Proverbios en romance, qve nvevamente colligió y glossó el comendador Hernan Núñez

  1. Entre sus obras cabe destacar la publicación de la obra maestra de su maestro Núñez de Toledo –el Pinciano–, los Refranes o proverbios en romance (Salamanca: Juan de Cánova, 1555): Refranes o Proverbios en romance, qve nvevamente colligió y glossó el comendador Hernan Núñez (Simón Díaz, 1994: 164).

La solicitud de licencia databa de 1549, aunque no se imprima hasta 1555. Antes del prólogo de Castro aparecen las dedicatorias del propio Cánova y explica que el Comendador le encargó expresamente imprimirlos, por lo que parece que el papel de Castro en su impresión fue menos del ridiculizado con posteridad. El interés del prólogo (6 ff.) «del maestro Leon Cathedratico de la Prima de Latin y de Griego, en la Vniversidad de Salamanca» sobre los Refranes está en mostrar elementos de juicio en Castro. Habla desde una óptica teocentrista, de la sabiduría «que es conoscimiento de Dios» y del anima del hombre como «imagen de Dios». Recalca la deuda que tenía con su maestro el Pinciano y alardea de ser su discípulo (Moreno Gallego, 1997: 58). Vicente De la Fuente (1860: 7 y 12) destaca el mal castellano del prólogo.

En esta obra, Castro respetó escrupulosamente la voluntad de su maestro, a pesar del carácter irreverente de parte de las paremias (a menudo sustituidas o edulcoradas en ediciones posteriores) (Madroñal Durán, 2002: 5, 19-20; García Pinilla y Solana Pujalte, 2017: 168). El maestro Castro pretende en su Prólogo dignificar los refraneros y señala que su maestro «no se empleó en cosa baxa» y que los sabios se suele aficionar a los refranes en la vejez, aunque sean dichos del pueblo. No por eso los juzga de menor crédito que los dichos de sabios, ya que el pueblo, todo junto, también es portador de la sabiduría (Madroñal Durán, 2002: 19).

Portada del Commentaria in Esaiam prophetam

Portada del Commentaria in Esaiam prophetam

  1. Pero sobre todo es conocido por su Comentario a Isaías, su mejor obra de exégesis escrituraria, escrita en un latín más o menos aceptable: Commentaria in Esaiam prophetam, ex sacris scriptoribus Graecis, & Latinis confecta, aduersus aliquot commentaria, & interpretationes quasdam ex Rabinorum scrinijs compilatas, Salamanticae, Mathias Gastius, 1570 [5 febrero 2020].

Esta obra obtuvo en 1567 la aprobación para la edición de los teólogos complutenses. El Consejo Real, que había encomendado al Claustro de Alcalá el examen del libro, elevó al monarca el informe favorable de los censores y Felipe ii otorgó su licencia para que se publicase, el 23 de junio de 1567. Pero la Inquisición mandó recoger el libro y llevarlo a Madrid donde fue sometido a una nueva y más rigurosa censura. De ahí que el permiso se demorase tres años más (López Rueda, 1973: 78-79; Moreno Gallego, 1997: 66). De la Fuente (1860: 64) considera que el motivo del retraso pudo ser fray Luis, «no del todo inocente en la persecución del libro de Leon de Castro», tras su amenaza de quemar el libro en las juntas vatablinas (Pinta Llorente, 1946: lxxxix) y la respuesta del maestro Castro declarando «que con la gracia de Dios que ni él ni su libro [sobre Exahías] no prendería fuego, ni podía; que primero prendería en sus orejas y linaje, que este declarante no quería ir más a las juntas» (Salvá y Sáinz de Baranda, 1847: x, 12). Según Castro el retraso de los permisos de su Isaías se debe a Martín Martínez de Cantalapiedra (Pinta Llorente, 1946: cxxix). Sus Hypotyposes perjudicaba a la difusión del libro. El texto de Castro no gustaba a los hebraístas, que veían como tomaba el sentido místico de los doctores antiguos y no el literal (Moreno Gallego, 1997: 66).

En cuanto al contenido del libro, comenta uno a uno los sesenta y seis capítulos del profeta Isaías, donde indica –como dice en la portada– las interpretaciones de los santos y recurre a Septuaginta. Esta voluminosa obra (1021 pp. además de índices con sus correspondientes prefacios, que suman un total de 1236 pp.) es de una gran erudición exegética e intenta convencer a los judíos de muchos errores.

Detallamos su contenido: pp. 1-88: Praefatio et disputatio de D. Hieronymi et LXX interpretum translatione adversus Veteris Testamenti recens editas quasdam interpretationes,  cap. 1-55; p. 89: Africani ad Origenem de historia Susannae epistola, e graeco in latimun sermonem conversa; pp. 90-95: Origenis ad Africanum epistola; (nueva paginación:) pp. 1-1021: Is 1-66; al final sigue sin contar páginas: 1) Periocha cap. 1-66; 2) Loci quos iuxta translationem LXX virorum citant apostoli et evangelistae, 3) Index praedictionum Esaiae prophetae iuxta sanctorum patrum interpretationem rerumque eodem spectantium (Reinhardt, 1990: 113).

El volumen y el costoso precio de la obra fueron las causas de su escasa salida o, al menos, el principal motivo que dan los libreros para su no venta (Moreno Gallego, 1997: 66).

Portada del Apologeticus pro lectione Apostolica

Portada del Apologeticus pro lectione Apostolica, et Euangelica, pro Vulgata Diui Hieronymi, pro translatione Lxx virorum, Proque omni Ecclesiastica lectione contra earum obtrectatores, Salamanticae, excudebant haeredes Mathiae Gastij, 1585

  1. Apologeticus pro lectione Apostolica, et Euangelica, pro Vulgata Diui Hieronymi, pro translatione Lxx virorum, Proque omni Ecclesiastica lectione contra earum obtrectatores, Salamanticae, excudebant haeredes Mathiae Gastij, 1585.

A continuación del título, Castro enumera orgullosamente todos sus grados, honores y prebendas: Authore Leone Castro, ingenuarum Artium et vtriusque Philosophia Magistro et Patrono, et Sacrosanctae Theologia Doctore, Collegij Theologorum Salmanticensis Academia Decano, Canonico Sacrarum litterarum interprete in Sancta Ecclesia Vallisoletana.

Escrita en latín, en la licencia del Apologeticus el propio autor afirma que compuso la obra «contra herejes y judaizantes», valorando la versión de los lxx como si hubiera sido hecha con espíritu profético. En sintonía con el Comentario a Isaías, hace uso de la exégesis apologética como instrumento ideológico (Moreno Gallego, 1997: 67).

Las aprobaciones las firman el Prepósito de Antequera, Doctor Molina, y el Canónigo Magistral de Cuenca, el Doctor Salinas. Está dedicada a Felipe ii.

Brocensis carmen

Brocensis carmen

Contiene, antes del Index locorum quos deprauant impij Iudaei. Ex libro I. Apologeticus, es decir, antes de la obra propiamente, un epigrama en veintidós versos latinos del Brocense, Ad librvm, qvi exire in lvcem vetabatvr, vt adsertores vindicesque suos quaerat, illisque se dedat, Francisci Sanctij Brocensis carmen. Para De la Fuente (1860: 74) no tiene más mérito que ser del Brocense.

La repercusión de esta obra no debió ser mayor que la que habían alcanzado sus Comentarios a Isaías(López Rueda, 1973: 77).

Portada del Commentaria in Oseam prophetam

Portada del Commentaria in Oseam prophetam

  1. También escribió, al año siguiente, un Comentario a Oseas: Commentaria in Oseam prophetam, ex veterum patrum scriptis, qui Prophetas omnes ad Christum referunt, iuxta illud Domini, Quae sunt in Psalmis & Prophetis scripta de me, Salamanticae, Excudebant haeredes Matthiae Gastij, 1586.

También aquí, como en la obra anterior, a continuación del título enumera todos sus grados y honores: Authore Leone Castro, ingenuarum artium et Sacrosanctae Theologia magistro in insigni academia Salmanticensi, et Theologorum collegij in eadem academia Decano, Canonico interprete Scriptura in Sancta ecclesia Vallisoletana.

Castro abre la obra con un prefacio a los Doce Profetas menores (Praefatio in dvodecim Prophetas minores). Quizá su interés por Oseas –además de por ser el primero de los Profetas en la disposición tanto de la Biblia en hebreo como en Septuaginta– sea su exaltado mesianismo y el que presente temas proféticos tradicionales, como la justicia social, la idolatría, el falso culto y las alianzas políticas. El libro de Oseas profetiza la caída del reino del Norte (721 a.C.) (Delgado Jara, 2015: 18-19). Su exégesis –como en el resto de obras– se centra en el sentido alegórico de la Escritura, huyendo muy a menudo del sentido literal.

  1. Asimismo, contamos con otros manuscritos latinos inéditos que se encuentran en la Biblioteca Nacional:
Scholia in Zachariam Prophetam

Scholia in Zachariam Prophetam

Scholia in Zachariam et Malachiam [BNM: ms. 3844], 1583 [5 febrero 2020].

Scholia in Malaquiam Prophetam

Scholia in Malaquiam Prophetam

Los Escolios a Zacarías (pp. 4-109) son bastante más extensos que los del profeta Malaquías (pp. 110-163). En ambos contrasta el texto de la Vulgata y el de los Lxx. Al principio de la primera obra consta la aprobación firmada por Fr. Didacus Fernández, Alcalá 3, Nonas Julii 1583, in collegio patris nostri Bernardi. En los Escolios a Malaquías aparece la censura del doctor García, Alcalá, 2 de julio de 1583: De mandato regii senatus vidi Scholia magistri Leonis in Malachiam prophetam nec reperi quod lectorem possit merito offendere aut impressionem impedire (Reinhardt, 1990: 114).

De la Fuente (1860: 77) declara, después de citar la publicación en Salamanca del Comentario a Oseas, que «sus restantes escritos sobre los Profetas menores se imprimieron en Sevilla en 1624 por el Canónigo Prado, amigo del Conde-Duque», pero no se sabe de dónde tomó este dato, pues no nos consta que ningún Prado en Sevilla en el siglo xvii publicara estos textos.

Scholia in Salomonis Canticum Canticorum excerpta non ex Commentariis Sanctorum quae omnibus ad manum sunt, sed ex veterum Patrum scriptis tam graecis quam latinis

Scholia in Salomonis Canticum Canticorum excerpta non ex Commentariis Sanctorum quae omnibus ad manum sunt, sed ex veterum Patrum scriptis tam graecis quam latinis

Scholia in Salomonis Canticum Canticorum excerpta non ex Commentariis Sanctorum quae omnibus ad manum sunt, sed ex veterum Patrum scriptis tam graecis quam latinis [BNM: ms. 4025, pp. 1-180], 1583-1584  [5 febrero 2020].

También en esta obra el texto a comentar lo toma de la Vulgata y de los Lxx, según comentarios de los Padres de la Iglesia y de los santos, con bastantes notas y correcciones del autor.

Commentarius in Canticum Canticorum [BNM: ms. 4032, f. 1-62v]

Comentarios sobre el Cantar de los Cantares, de elaboración trabajosa, con abundantes glosas, notas y tachaduras del autor. Aquí se refiere a la interpretación de los santos y en los Prolegomena sigue tratando del sentido alegórico, aludiendo a la explicación e interpretación de Orígenes al Cantar, que determinó la orientación general de la comprensión del libro bíblico en toda la tradición posterior. Reproducimos el Incipitde la obra: Audi quid Hieronymus dicat adversus errores Joannis Hierosolymitani de erroribus Origenis… Quaestio an in scriptura sint duo illa genera allegoriae, quae novus quidam scriptor inducit… si semel sanctorum patrum sequuntur interpretationem, satis superque habeo (Prolegomena).

Ya en esta obra no contrasta la Vulgata y Lxx, quizá porque ya hacía más de veinte años que fray Luis había traducido del hebreo el Cantar para Isabel Osorio, una monja salmantina, y su éxito fue rotundo (Moreno Gallego, 1997: 69). El fraile, procesado en 1572, entra a la prisión del Santo Oficio de la Inquisición de Valladolid el 27 de marzo de ese año, acusado precisamente por Bartolomé Medina y León de Castro de interpretar el Cantar de los Cantares como un poema de amor que puede explicarse en romance; de opinar que sólo la exégesis rabínica logra explicar las Sagradas Escrituras; de que no existía sentido alegórico en los textos sagrados; de que la Biblia usada hasta entonces estaba llena de errores; de que no hay promesa de vida eterna en el Antiguo Testamento (Galindo Ayala, 2017: 442). Quizá este sea el motivo por el cual Castro sintiera la necesidad de ofrecer su propio comentario con un tono más ortodoxo a la exégesis del Cantar.

Consta también que había solicitado licencia para publicar otras dos obras exegéticas y una tercera de carácter más apologético, que finalmente no llegaron a la imprenta (Rojo Vega, 1997; García Pinilla y Solana Pujalte, 2017: 169).

Como se puede comprobar por los títulos de la obras y la descripción somera del contenido de las mismas, la temática abordada por León de Castro es la teología bíblica y la exégesis. Sus concepciones eran radicalmente distintas a la de los hebraístas salmantinos, pues León de Castro defendía la Biblia griega o Septuaginta frente al texto hebreo para el Antiguo Testamento, que según él estaba adulterado por los rabinos (López Rueda, 1973: 78), como hemos expuesto en el apartado de la Biografía y en este mismo.

 

Tradición textual

 

Testimonios manuscritos

  1. Scholia in Zachariam et Malachiam: Scholia in Zachariam Prophetam (ff. 1r-106v). Scholia in Prophetam Malachiam (ff. 107r-160v), (1583), Ms. Madrid BN 3844, copia digital en Biblioteca Digital Hispánica. Descripción física: I, 160 h.; 32 x 23 cm. en letra itálica. Del señor Conde de Miranda, comprado a él. En blanco la h. 106v (Andrés, 1979: 624, núm. 41; Reinhardt, 1990: 113-114).

En la hoja del principio censura sobre la primera obra. Está firmada por Fr. Diego Fernández, Bernardo, en Alcalá a 5 de Julio de 1583. Al final nota en latín de la censura de la segunda obra, firmada por el Doctor García también en Alcalá a 2 de Julio de 1583 (Torre y Longas, 1935: 311-312 núm. 128).

Se encuentra citado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 001264694-6): <http://catalogos.mecd.es/CCPB/cgi-ccpb/abnetopac/O12479/ID29f69cc5/NT29> [18, mayo, 2020].

  1. Scholia in Salomonis Canticum Canticorum excerpta non ex Commentariis Sanctorum quae omnibus ad manum sunt, sed ex veterum Patrum scriptis tam graecis quam latinis (ca. 1583-1584), Ms. Madrid BN 4025, copia digital en Biblioteca Digital Hispánica. Descripción física: 180 h.; 32 x 23 cm. en letra itálica española. Procedente de la Biblioteca del señor Conde de Miranda (Andrés, 1979: 627, n. 29). Al final, censuras aprobatorias de Fr. Jerónimo Almonacir en el día de la Visitación de la Virgen de 1583, y los doctores Ruiz y Luis Montesinos a 20 de enero de 1584. Autorización conforme a la censura con firma de Pedro Zapata del Mármol (Torre y Longas, 1935: 313-314 núm. 131; Reinhardt, 1990: 112-113 núm. 2). La fecha aproximada está tomada de las aprobaciones.

Se encuentra citado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 001264837-X): [18, mayo, 2020].

  1. Commentarius in Canticum Canticorum [BNM: ms. 4032, f. 1-62v] (Torre y Longas, 1935: 319 núm. 317; Reinhardt, 1990: 112 núm. 1).

Se encuentra citado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 0001264886-8):  [18, mayo, 2020]. Descripción física: 62 h.; 31 x 25 cm. Letra itálica española. Referencia: Inventario General de Manuscritos.

  1. Memoria de los lugares del maestro León de Castro cathedrático jubilado en la Universidad de Salamanca y maestro en theologia y de cano de la dicha facultad por ahora que le parece que en sus propios lugares de los sanctos doctores aun se auían de escpulgar … Manuscrito de la segunda mitad del siglo xvi en la Real Academina de la Historia, Madrid. Descripción física: H. 96-99 [i.e. 4 h.]; 33 X 23 cm.

Se encuentra citado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 001084959-9): [18, mayo, 2020].

 

Testimonios impresos

  1. Refranes o proverbios en romance (Salamanca: Juan de Cánova, 1555): Refranes o Proverbios en romance, qve nvevamente colligió y glossó el comendador Hernan Núñez  [20, mayo, 2020].
  2. Commentaria in Esaiam prophetam, ex sacris scriptoribus Graecis, & Latinis confecta, aduersus aliquotcommentaria, & interpretationes quasdam ex rabinorum scrinijs compilatas, Salmanticae: excudebat Mathias Gastius, mense Maio. M.D.LXX.

Se conserva en Madrid Biblioteca Nacional R. 26194 y en el Catálogo de la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca BG/135748. Formato: [24], 95, 1021 p., [2] en blanco, [92] p.; Fol. Existe un estado previo en el colofón, sin la mención del mes (cf. Ruiz Fidalgo II, 732). Tipografía griega y hebrea. Letra redonda y cursiva. División de la obra en dos tomos: el primero acaba en la p. 536. En texto bíblico, ofrece las versiones Vulgata y Lxx en latín. Escudo xilográfico real de Felipe ii, dedicatario, en portada.

Impreso en Salamanca por los herederos de Matías Gast, activo 1558-1577.

Antiguos posesores: Colegio Real de la Compañía de Jesús (Salamanca, España), y Diego de Covarrubias y Leyva (1512-1577).

Se encuentra citado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 000001267-X) [18, mayo, 2020]. Ahí se pueden consultar todos los ejemplares repartidos en 43 Bibliotecas, tanto públicas como privadas, de casi toda España.

Hay referencias en Ruiz Fidalgo, II, núm. 732, en el Index Aureliensis, VII, 133830 y en Reinhardt, 1990: 114, nº 3.

  1. Apologeticus pro lectione apostolica, et evangelica, pro vulgata Diui Hieronymi, pro translatione 70 virorum, proque omni ecclesiastica lectione contra earum obtrectatores, Salmanticae: excudebant haeredes Mathiae Gastij, M.D.LXXXV.

Se encuentra en Madrid BN R. 26228.

También en el Catálogo de la Biblioteca General Histórica de la USAL BG/39805. Formato: [46], 715 p.; Fol. Escudo real en portada. Texto en latín con fragmentos en griego y hebreo. Texto a dos columnas. Tipografía griega y hebrea. Letra redonda y cursiva. Inicial grabado. Apostillas. Reclamos. Colofón en p. 715, vuelto en blanco. Impreso en Salamanca por los Herederos de Matías Gast, impresor activo 1558-1577. Existe una emisión con otra presentación de la portada.

Se encuentran dos documentos de la obra en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 000119789-4) y  (CCPB 001126982-0) [18, mayo 2020]. El primero con portada con escudo xilográfico de Felipe II y el segundo, Port. con esc. real calc. de Felipe II.

Hay referencias en Ruiz Fidalgo, III, 1145 A y 1145 B, en el Index Aureliensis, VII, 133831 y en Reinhardt, 1990: 114, nº 7.

  1. Commentaria in Oseam prophetam, ex veterum patrum scriptis, qui Prophetas omnes ad Christum referunt, iuxta illud Domini, quae sunt in Psalmis & Prophetis scripta de me, Salmanticae: excudebant haeredes Mathiae Gastij, M.D.LXXXVI.

Se encuentra en Madrid BN R. 26222.

Formato: [8], 162 p.; Fol. (29 cm.). Colofón. Marca tipográfica en portada y colofón. Error de páginación: de p. 142 pasa a 144. Texto a dos columnas y reclamos. Algunas capitales. Impreso en Salamanca en 1586 por los Herederos de Matías Gast.

Se encuentran citado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB 000152471-2) [18, mayo, 2020]. Ahí se pueden consultar todos los ejemplares repartidos en 13 Bibliotecas, tanto públicas como privadas.

Aparece citado en Ruiz Fidalgo, III, núm. 1181 y en Reinhardt, 1990: 113, nº 4.

 

Recepción socio-literaria

La figura de León de Castro ha suscitado casi unánimemente calificaciones negativas (García Pinilla y Solana Pujalte, 2017: 169). Alejandro Arango y Escandón (1856: 15-16) menciona su «índole áspera y absoluta» y le presenta como «hombre violento, descontentadizo, muy amigo de su propio dictamen». Menéndez y Pelayo (1992: ii, 419) lo describe como un «hombre de genio iracundo y atrabiliario, muy pagado de su saber y muy despreciador de lo que no entendía». Vicente de la Fuente (1880: 49 y 78) dice de él que era «de carácter sombrío, oscuro, suspicaz y bronco», y como corolario, que «es el tipo de escolástico melancólico, bilioso, suspicaz, envidioso e intolerante». Pinta Llorente (1935: x) lo describe como «atrabiliario y áspero». López Rueda (1973: 76 y 315) afirma que era «codicioso, acomodaticio y capaz de contradecirse en poco tiempo, según su conveniencia» y «hombre docto… pero intrigante y envidioso». Moreno Gallego (1997: 70) nos habla de un carácter con «tendencia a la grandeza, imprudencia, orgullo y desequilibrio emocional», precisamente el carácter que tanto el inquisidor don Diego de Simancas y León de Castro adjudicaban a los conversos. Domínguez Domínguez (2015: 207) lo tilda de «hombre de carácter visceral, aparte de su fatua jactancia y egolatría». Estos juicios tan negativos se fundan en palabras de algunos de sus contemporáneos, que le dedicaron invectivas nada ligeras, como el humanista Pedro Chacón, con motivo de su actuación contra Arias Montano y la Biblia Poliglota de Amberes (Domínguez Domínguez, 2013: 203-247), o como la de su antiguo discípulo y amigo Juan del Caño (Domínguez Domínguez, 2015: 203-253).

Parece que la vida de León de Castro –representante del catolicismo medieval, poco abierto a novedades, conservador en sus ideas– está marcada historiográficamente por involucrarse en cuestiones desagradables y disputas eclesiásticas: en el proceso a los hebraístas salmantinos (Moreno Gallego, 1997: 57; San José Lera, 2012: passim; Pastor Julián, 2015: 104-109), en las juntas vatablinas (1569-1571), con la edición de la Biblia Políglota de Amberes o Regia como acérrimo opositor, enemigo encarnizado de Arias Montano (Ortega Sánchez, 2006; Dávila Pérez, 2009: 134-137); con el gramático Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense (1523-1600), …

Se sabe que su Commentaria in Esaiam fue recogido por el Santo Oficio para su examen «cinco o seis meses, y el Maestro León de Castro fue a la corte y estuvo sobre ello todo el dicho tiempo, con mucha pesadumbre y costa» (San José Lera, 2012: 64-65), hecho que Castro atribuyó a denuncias de fray Luis y tanto es así que Martínez de Cantalapiedra crea que su proceso se debe a que León de Castro se venga por las malas críticas hacia su comentario a Isaías que se vertían en la obra de Cantalapiedra, porque «ciertas cosas que había en él destruían su libro» y «ofendía para la venta del suyo» (Rojo, 1997: 57 y 62; San José Lera, 2012: 83-84).

El volumen y el costoso precio de la obra fueron las causas de su escasa salida o, al menos, el principal motivo que dan los libreros para su no venta (Moreno Gallego, 1997: 66). Pero no fue su única obra que no se vendió con facilidad y, de hecho, quizá este fuera el motivo por el que algunas nunca fueron impresas (Rojo, 1997: 57). Cuando el maestro León una vez jubilado se retira a a la Colegiata de Valladolid como lector de Escritura y retoma su actividad escrita en su Apologeticus pro lectione apostolica (Salamanca, Herederos de M. Gast, 1585), impreso con un enorme escudo de armas reales

en portada, como forma visible de autoridad, y en su In Oseam Commentaria (publicado póstumo en 1586 en la misma imprenta que el anterior), fracasa en ambos casos editorialmente. Muere pobre y sin fama en Valladolid en 1585 (San José Lera, 2012: 88).

 

Recepción crítica

Se podría afirmar que lo que sabemos de León de Castro es más por sus controversias con grandes figuras del siglo xvi que por él mismo. Excepto algunos estudios que le dedican páginas a su obra (Vicente de la Fuente, López Rueda, Moreno Gallego, Rojo Vega), el resto de la información hay que rastrearla y entresacarla de sus disputas con otros. Y más que a sus comentarios exegéticos –que es a lo que dedica gran parte de sus obras–, los investigadores atienden a sus enfrentamientos y fijaciones, sus rencillas profesionales o diferencias intelectuales, por lo demás, sustanciosos y que forman parte de la historia universitaria de Castilla en el siglo xvi. De hecho, no hay ninguna edición crítica de ninguna de sus obras. Y no se le dedican entradas en diccionarios, ni tratamiento específico en tratados  o estudios teológicos, ni tampoco contamos con una monografía actualizada.

Su biógrafo Vicente de la Fuente (1860: 48 y 51) le define como «un tipo escolástico de mal género» […], aunque «escelente humanista, y buen escriturario; poseia perfectamente las lenguas griega y latina; y si no sabia mucho de hebreo, por lo menos lo entendia […] Pero su genio áspero, bronco y caviloso, no le permitia sacar el partido que pudiera y debiera de aquellos conocimientos». Más adelante (1860: 78) llega a contradecirse, apuntando que «como escritor y como ingenio, era una medianía, pero que era digno de estudio porque constituía un tipo, y venia á ser el representante de un sistema. Era lo que Churrigera en arquitectura».

Sobre su calidad académica como profesor de griego tenemos, entre otros, el testimonio que recoge Domínguez Reboiras (1988: 187-188) de unas palabras de Martín Martínez de Cantalapiedra en las que denunciaba el escaso conocimiento de lenguas del maestro Castro: «la lengua hebraica, la cual nunca él [León de Castro] supo […], ni la griega, sino muy poco», tomado del Proceso de Martín Martínez de Cantalapiedra, f. 103 r.

Su obsesión por la defensa del texto de la Biblia griega de los Setenta le llevó a mantener que el texto hebreo estaba falseado por los judíos. Al canonizar esta traducción griega en su Comentario a Isaías –la obra del maestro León más significativa y expuesta junto a su Apologeticus– por la que se guía junto a la Vulgata, pervierte la interpretación del libro profético y daña a la misma Vulgata, hecho que no pasaron por alto los hebraístas, en particular fray Luis, que en una de las juntas vatablinas le dijo que con su Isaíasdestruía la autoridad de lo que más defendía, la propia Vulgata (Pinta Llorente (1935: xc), indicando además que el propio Dr. Balbás, el catedrático complutense que hizo la censura de la obra, era consciente del perjuicio a la Vulgata pero que no lo pudo quitar porque era quitar todo el libro (Moreno Gallego, 1997: 69-70).

También contamos con la opinión de Arias Montano en su correspondencia (Ortega Sánchez, 2006: 11 n. 16).

 

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Responsable: Delgado Jara, Inmaculada.
Profesora Titular de Lengua y cultura griega. Universidad Pontificia de Salamanca.

Revisión: Grupo de investigación LETRA.

Cómo citar y DOI del artículo: 
Delgado Jara, Inmaculada, «León de Castro», Diccionario de autores literarios de Castilla y León (en línea), dir. y ed. María Luzdivina Cuesta Torre, coord. Grupo de investigación LETRA, León, Universidad de León, 2020. [En línea] < https://letra.unileon.es/ > [fecha de consulta]. DOI: https://doi.org/10.18002/dalcyl/v0i22

Editado en León por © Grupo de investigación LETRA, Universidad de León. ISSN 2695-3846.

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