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DOI: https://doi.org/10.18002/dalcyl/v0i44

GONZALO DE HINOJOSA

Nombre u obra homónima: Gonzalo de Hinojosa

Lugar de nacimiento: Provincia de Burgos

Otros nombres: Gundisalvus de Hinojosa, Gundisalvus de Finojosa, Gonzalo de Finojosa, García de Hinojosa

Geografia vital: León (León); Burgos (Burgos); Soria (Soria); Aviñón (Francia); París (Francia); Burgos (Burgos)

Año de nacimiento: 1265

Año de fallecimiento: 1327

Lengua de escritura: latín -

Género literario: a:3:{i:0;s:8:"Crónica";i:1;s:8:"Historia";i:2;s:20:"Literatura religiosa";}

Movimiento literario: a:1:{i:0;s:19:"Literatura medieval";}

Relaciones literarias y personales: Fernando IV; María de Molina; Alfonso XI; Juan el de Tarifa; Blanca de Portugal; Felipe V de Francia; Clemente V; Enrique de Sully; Pedro Bertrand; Guillermo Durando

Temática: a:6:{i:0;s:10:"Didáctica";i:1;s:18:"Doctrina religiosa";i:2;s:10:"Histórica";i:3;s:11:"Mitológica";i:4;s:9:"Religiosa";i:5;s:10:"Teológica";}

Investigadores responsables: Giadás Quíntela, Miguel -

Por Miguel Giadás Quintela

 

Biografía

De acuerdo con la documentación conservada, Hinojosa fue obispo de León entre 1301 y 1313 (Ordás Díaz, 2017; Giadás Quintela, 2023), aunque algunos investigadores (Zaragoza Pascual, [2023]; Aubert, 2012a) restan credibilidad a esta noticia por la posible confusión de su nombre con el de Gonzalo Osorio de Villalobos. Posteriormente, pastoreó la diócesis de Burgos desde 1313 hasta su muerte en 1327.

No se conservan registros sobre la fecha y lugar de nacimiento del obispo. Se puede conjeturar que este habría nacido en la región de Burgos o Soria, puesto que allí se localizaba el núcleo fuerte de las posesiones de su familia, y se puede establecer su fecha de nacimiento alrededor del año 1265 (Giadás Quintela, 2023) o 1270 (Aubert, 2012a)..

El prelado procede de una familia noble de importancia en su época que se habría asentado en la península ibérica durante la Reconquista. Ciertamente, el fundador del linaje fue Muño Sánchez de Hinojosa, reconocido como héroe en algunas de sus refriegas. En efecto, desde entonces este linaje guardaría una relación muy cercana con la familia real de Castilla, hecho que se manifiesta en la confianza que la corona depositó de manera reiterada y frecuente en varios de sus miembros para diversos asuntos. Según ciertos historiadores de los siglos XVI-XVII, esta familia podría tener ascendencia francesa. En efecto, Argote de Molina en su Nobleza de Andalucia (I, 83) relaciona esta estirpe con los duques de Guyena (Muñoz y Garnica, 1866) y Farfán de los Godos en la Suma del Preclaro y Antiguo linaje de Fiñojosa emparenta a los Hinojosa directamente con la familia real de dicho reino (de Montalvo Sánchez, 1928). Del mismo modo, también se los ha vinculado con la familia real navarra por medio de Sancha Gómez, quien se habría casado con Miguel Muñoz de Hinojosa. Sancha sería hija de Fernando Garcíez y este hijo de García, el cual habría sido descendiente de Sancho IV de Navarra, aunque no fue reconocido como su sucesor. No obstante, resulta muy difícil de comprobar esta asociación (Aubert, 2012a).

Uno de los miembros más señalados de la familia fue San Martín de Hinojosa, abad del monasterio de Santa María de Huerta y obispo de Sigüenza. Además, conviene mencionar que algunos historiadores anteriores (Gorosterratzu, 1925) también han vinculado al obispo de Toledo e historiador Rodrigo Jiménez de Rada con esta familia a través de su madre Eva, la cual sería una Hinojosa; si bien esta relación familiar no consta documentalmente (Aubert, 2012a).

La familia conservó a lo largo del tiempo un fuerte vínculo con ciertas instituciones eclesiásticas de la zona de Burgos y Soria. En especial, deben señalarse los monasterios de Santo Domingo de Silos, que se convirtió en el primer lugar de enterramiento de los miembros del linaje, y Santa María de Huerta, que fue erigido en terrenos cedidos por los Hinojosa y que se convirtió en el segundo panteón familiar (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023). Además, en relación con este último, no se debe obviar la importancia de la figura de San Martín de Hinojosa, único miembro de la familia santificado, el cual fue abad de dicho lugar, incluso renunciando a su episcopado en Sigüenza en 1193 para retornar allí.

Gonzalo de Hinojosa fue el segundogénito del matrimonio de los nobles Juan Díaz de Hinojosa y Mayor Álvarez de Asturias. El primogénito de la familia fue Ruy Díaz de Hinojosa y, después del nacimiento del obispo, el matrimonio tuvo otro hijo, Diego Martínez de Hinojosa, y dos hijas: Mayor Arias, quien se casaría con Lope Díaz de Haro, y una última hija de la que no se conserva el nombre pero que se habría casado con Diego Froilaz. Esta filiación familiar aparece recogida así en el Livro de Linhagens del Conde de Barcelos (Mattoso, 1980), aunque con dos excepciones: por un lado, el nombre de Gonzalo figura como García, seguramente producido por la abreviatura del nombre como “G.”, y, por otro, no se menciona a Ruy Díaz entre sus descendientes. Posteriormente, en los Elogios de los conquistadores de Sevilla Argote de Molina (González Jiménez, Menéndez-Pidal de Navascués & Sánchez de Mora, 1998), citando al Conde de Barcelos, recoge ya la existencia del primogénito de la familia, aunque todavía conserva la confusión en el nombre del obispo.

Gonzalo de Hinojosa fue un hombre directamente implicado en la política de su tiempo. La estrecha relación de su familia con la corona de Castilla y, posiblemente, su ascendencia francesa, lo hicieron un candidato idóneo para tratar diversos asuntos de importancia para el reino con el rey de Francia o con el papa en Aviñón, como muestran sus diferentes embajadas en el país galo (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023).

En total, se tiene noticias de tres posibles embajadas de Gonzalo de Hinojosa: dos con el rey de Francia y una con el papa. La primera tuvo lugar en 1313 en Aviñón y en ella participó junto con el obispo de Salamanca y los arzobispos de Santiago de Compostela y Sevilla. El propósito de esta era intentar conseguir que el papa Clemente V eliminase una prohibición que pesaba sobre el reino de Castilla para percibir un impuesto (Flórez, 1771; Martínez Añíbarro y Rives, 1889; Aubert, 2012a). El rey Fernando IV había hecho un acuerdo para que se pudiesen recaudar unos décimos para financiar la Reconquista durante tres años. No obstante, una vez transcurrido el tiempo, el reino seguía percibiendo dicho impuesto debido a la difícil situación económica y política. En última instancia, el papa habría accedido a dicha petición el 2 de noviembre de 1313 y la Corona pudo seguir cobrando dicho impuesto (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023).

La segunda se produjo en 1317. Con ella se pretendía crear un posible pacto entre los reinos de Castilla y Francia por medio del matrimonio entre Alfonso XI y alguna de las hijas de Felipe V. Los interlocutores del obispo de Burgos fueron Enrique de Sully, el mayordomo del rey; Pedro Bertrand, un jurista; y Guillermo Durando, el obispo de Mende (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023). En este acuerdo, que fue firmado en París el 8 de noviembre de 1317 por el propio Gonzalo de Hinojosa (Daumet, 1913), se establecía el futuro matrimonio del rey castellano con Juana, primogénita de Felipe V, si se rompía su compromiso con el duque de Borgoña, o, en su defecto, con la tercera de sus hijas. Este tratado habría sido posteriormente rechazado por María de Molina. No obstante, las negociaciones continuaron por medio de cartas con la regente y el obispo burgalés hasta 1320, momento en el que el rey galo explica haber casado a su última hija con el conde de Flandes para reestablecer la paz en su reino y a petición del propio papa, aunque ofrecía como posible esposa a una de las hijas de su tío, Carlos de Valois (Daumet, 1913).

La última embajada habría tenido como objetivo la restauración de una parte de la dote de la infanta Isabel, primogénita de Sancho IV, después de su regreso a la Península después de que su marido, el duque de Bretaña, muriese sin haber tenido descendencia. Sin embargo, no existen restos documentales que garanticen o certifiquen esta embajada, aunque ha sido recogida y mencionada por diversos historiadores y estudiosos (Flórez, 1771; Martínez Añíbarro y Rives, 1889).

Asimismo, también puede mencionarse la participación y firma de Gonzalo de Hinojosa en el tratado de Palazuelos en 1314 sobre la regencia del reino durante la minoría de Alfonso XI (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023).

Del mismo modo, otras figuras de la corona también muestran una cierta cercanía con el prelado. Ejemplos de este hecho pueden ser el infante Juan el de Tarifa, el cual pide ser enterrado en la catedral de Burgos haciendo para ello numerosas donaciones de dinero; o Blanca de Portugal, abadesa de las Huelgas, quien nombra a Gonzalo de Hinojosa ejecutor de su testamento y hace una donación importante a la catedral de Burgos (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023).

En lo referente a sus episcopados, Gonzalo de Hinojosa se mostró como una figura vivamente implicada en la gestión de sus sucesivas sedes episcopales, tanto en León como en Burgos, y siempre intentó mantener buenas relaciones con todos los miembros y grupos de sus diócesis y catedrales, especialmente con los cabildos, tal y como se observa en la documentación que se conserva (Aubert, 2012a; Ordás Díaz, 2017;Giadás Quintela, 2023).

Del mismo modo, el obispo también procuró siempre aumentar el prestigio y el poder de sus respectivas sedes, como se demuestra, por ejemplo, en los diversos traslados de reliquias de santos que realizó a la catedral de Burgos. Entre ellas, se debe mencionar la traslación de las reliquias de las Santas Centola y Elena desde una ermita de la localidad de Siero, cerca de Burgos, exceptuando las cabezas que se dejaron reposar en la ermita donde se hallaban originalmente (Martínez Añíbarro y Rives, 1889). Además, Gonzalo de Hinojosa instauró un culto anual en honor a dichas santas (Flórez, 1772). Así mismo, el prelado de Burgos consiguió que el obispo de Colonia le concediese las reliquias de alguna de las once mil vírgenes. Esta traslación la consiguió Hinojosa por intermediación del rey de Francia, a quien le había solicitado unas cartas de súplica. Según la tradición, le habrían sido entregadas las de Santa Victoria y, según algunas fuentes, también las de Santa Gerásima (Flórez, 1771).

 

Producción literaria

La producción literaria del obispo de Burgos se centra en dos campos fundamentalmente: la historiografía y la hagiografía. Este es autor de dos obras escritas en lengua latina, una hagiográfica y otra historiográfica. No obstante, le fue falsamente atribuida una tercera escrita en vernácula de corte historiográfico también.

La primera obra conocida del autor es la denominada Passio sanctae ac beatissimae Centollae virginis et martyris Christi, en la cual narra el martirio de las vírgenes Centola y Elena de Siero. Esta obra fue redactada durante su episcopado burgalés, concretamente en el año 1317. Con ella, junto con la traslación de las reliquias de las santas a la catedral de Burgos, el obispo don Gonzalo pretendía instaurar el culto a estas mártires, para las que estableció asimismo una fiesta y una procesión en su honra. Esta hagiografía se estructura como una especie de diálogo entre la mártir, Centola, y su torturador, el prefecto Eglisio, en el cual se enfrentan dialécticamente el paganismo y el cristianismo resultando claramente vencedor el último (Aubert, 2012a). En el debate, que guarda similitudes y relación con las disputas universitarias y también con las profesiones de fe, las intervenciones de Centola se muestran como afirmaciones sobre el dogma cristiano de carácter catequético (Aubert, 2012a). En efecto, se presupone que esta obra estaba destinada a un uso interno de la catedral de Burgos y, por este motivo, podría estar orientada hacia la instrucción de los clérigos de la catedral (Aubert, 2012a).

 

Inicio de las Cronice ab origine mundi en el manuscrito P.I.4 de la Real Biblioteca del Escorial

Inicio de las Cronice ab origine mundi localizado en el folio 1r del manuscrio P.I.4 de la Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. RBME Digital <https://rbme.patrimonionacional.es/s/rbme/item/14044#?xywh=-1558%2C-174%2C4767%2C2598&cv=13> ©Patrimonio Nacional, Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, P.I.4.

 

Después de la redacción de la Passio en 1317 y antes de su muerte en 1327, Gonzalo de Hinojosa se dedica a la creación de su gran obra, las Cronice ab origine mundi. En esta obra de corte historiográfico el autor elabora una crónica universal, tanto desde un punto de vista geográfico como cronológico. Por este motivo, tal y como el propio autor define la obra en su prólogo, esta abarca desde la Creación hasta su época, es decir, aproximadamente el reinado de Alfonso XI de Castilla, y trata la historia y evolución de la todos los reinos y territorios conocidos en el momento. La obra se articula en dos partes diferenciadas de siete libros cada una, por lo que cuenta con un total de catorce. De esta manera, los siete primeros libros cubrirían las primeras cinco edades del mundo, es decir, hasta la Encarnación, y los siete restantes el tiempo posterior a la llegada de Jesuscristo y por lo tanto la sexta edad, tal y como se informa en el proemio de las Cronice. Esta división setenaria, habitual en las crónicas universales medievales en correspondencia con los días de la semana y de la Creación (Guenée, 1980), aparece reduplicada en la crónica de Hinojosa (Giadás Quintela, 2023). Del mismo modo, el autor hace uso de tres cuadros organizativos generales, dos habituales en el género cronístico, como son el de emperadores y papas, y uno menos frecuente, el de reyes (Aubert, 2012a). En lo que concierne a los recursos historiográficos y literarios del obispo, Gonzalo de Hinojosa recurre a fuentes escritas, tanto de autores cristianos como paganos, y orales, especialmente para los tiempos recientes. No obstante, el autor muestra una clara preferencia por las auctoritates. El Speculum Historiale de Vicente de Beauvais es uno de los grandes referentes compositivos para Gonzalo de Hinojosa y, además, es una obra de la que extrae muchos de sus propios capítulos (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023). Del mismo modo, otras fuentes a las que el autor recurre con frecuencia son Pedro Coméstor con su Historia Scholastica, los Cánones Crónicos de Eusebio-Jerónimo y, por lo que respecta a los libros iniciales de la crónica –los cuales han sido íntegramente editados en la actualidad–, Isidoro de Sevilla (Giadás Quintela, 2023).

 

Posible firma manuscrita de Gonzalo de Hinojosa en el manuscrito P.I.4 de la Real Biblioteca del Escorial

Posible firma manuscrita de Gonzalo de Hinojosa presente en el folio 308v del manuscrio P.I.4 de la Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. RBME Digital <https://rbme.patrimonionacional.es/s/rbme/item/14044#?xywh=-1319%2C-1%2C4290%2C2339&cv=624> ©Patrimonio Nacional, Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, P.I.4.

 

Posteriormente, le fue falsamente atribuida la autoría de la Cuarta Crónica General (Menéndez Pidal, 1898), que es uno de los testimonios de la Estoria del fecho de los godos (Catalán, 1996; Hijano Villegas, 2008). Esta obra consiste en una traducción del latín al castellano de la obra De rebus Hispanie de Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, ampliada posteriormente hasta 1455. No obstante, esta atribución ya ha sido rechazada por la crítica desde finales del siglo XIX (Menéndez Pidal, 1898; Cirot, 1904; Sánchez Alonso, 1941; Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023). Tan sólo la ofrece como certera la biografía sobre Gonzalo de Hinojosa presente en la Real Academia de la Historia (Zaragoza Pascual [2023]). Esta confusión se debió probablemente a unas notas marginales escritas en el códice que conserva dicha obra, el BNE, ms. 9559 (s. XV). En ellas se informa de que, una vez que termina la traducción del relato de la obra del toledano, comenzaba la narración de la historia por parte de Gonzalo de Hinojosa. Estas notas, que son además posteriores a la copia del manuscrito (Hijano Villegas, 2008), no son concluyentes y, en efecto, obligan a suponer la existencia de otro continuador de la obra, el cual habría continuado la labor desde 1327, año de fallecimiento de Gonzalo de Hinojosa, hasta 1455, año en el que concluye el relato la obra.

 

Tradición textual

Ninguna de las obras de Gonzalo de Hinojosa tuvo la fortuna de una impresión, por lo cual carecen de una editio princeps de imprenta y para conocerlas disponemos solamente de manuscritos de la época del autor.

De entre ellas, tan sólo la Passio (Díaz y Díaz, 1959, nº de referencia 2063), conservada en el manuscrito Madrid, MAN, Las Huelgas, (s. XIV), fue íntegramente editada. No obstante, dicha edición es algo antigua, ya que fue realizada por el Padre Flórez en la España Sagrada (1772 [t. XXVII]) y aún no ha sido revisada.

En lo que se refiere a las Cronice ab origine mundi (Díaz y Díaz, 1959, nº de referencia 2064), el caso es aún más desolador ya que estas no han sido editadas nunca completamente. A lo largo de los años, especialmente en los últimos años, han sido editados ciertos fragmentos: la biografía del Cid (Lomax, 1983); el prólogo, la historia de Alejandro Magno y un fragmento de historia medieval –Otón I a Lotario IV– (Aubert, 2012a); la guerra de Troya (Giadás Quintela, 2016); un capítulo sobre Gárgoris y Habis, introducidos como reyes cretenses (Giadás Quintela, 2022a); unos pasajes de incidentia mitográficos localizados en tiempos del juez bíblico Aod (Giadás Quintela, 2022b); y, finalmente, un fragmento elaborado por Gonzalo de Hinojosa sobre ciertas etimologías de ciudades hispanas en el Capitulum de ciuitatibus –II, 3– (Giadás Quintela, 2022c). No obstante, recientemente se han editado los cuatro libros iniciales de la crónica íntegramente, revisando, por lo tanto, varios de los fragmentos antes mencionados (Giadás Quintela, 2023). Esta última consiste, pues, en la única edición sistemática, aunque parcial, de las Cronice ab origine mundi existente hoy en día.

En cuanto a su tradición manuscrita, esta crónica se ha conservado en su versión latina y original tan sólo en un único manuscrito, el P.I.4 de la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (s. XIV). Este fue el manuscrito de trabajo sobre el que el obispo de Burgos elaboró su crónica y se encuentra en una fase de elaboración muy avanzada, aunque no definitiva (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023). Son varios los escribas que trabajaron en su elaboración, motivo por el que incluso se ha planteado la hipótesis de que pudiese tratarse al mismo tiempo de un ejercicio de redacción para los clérigos de la catedral de Burgos (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023). Así mismo, se han detectado ciertas notas del puño y letra de Gonzalo de Hinojosa (Cirot, 1913; Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023), corrigiendo ciertos errores o añadiendo alguna información relevante, por lo que ha de calificarse este códice como un idiógrafo. Este manuscrito permaneció en Burgos, posteriormente pasó a ser propiedad de Jerónimo de Zurita y más tarde del conde-duque de Olivares, hasta que fue incorporado en la colección de la Biblioteca de El Escorial (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023).

Finalmente, por algunas anotaciones en el códice Madrid BNE ms. 9559 (s.XV) se le había atribuido a nuestro autor la Cuarta Crónica General o Estoria del fecho de los godos, editada recientemente por Manuel Hijano Villegas (2021). No obstante, esta atribución carece de fundamento, como ya señaló Menéndez Pidal (1898). El resto de los manuscritos de esta obra, tanto en su versión breve como amplia, no contienen indicios que permitan asignar a Gonzalo de Hinojosa esta obra.

 

Recepción socio-literaria

Las Cronice ab origine mundi experimentaron un cierto éxito y reconocimiento en su época y en tiempos posteriores. En primer lugar, la crónica de Gonzalo de Hinojosa destaca por haber sido traducida al francés medieval por Jean Golein por encargo del rey Carlos V de Francia, conocido como el Sabio, entre los años 1370-1373 (Castan, 1883). Allí fue conocida bajo el nombre de Chroniques de Burgos o Chroniques d’Espaigne (Castan, 1833; Aubert, 2012a). Esta traducción se ha conservado en tres manuscritos: Besançon, Bibliothèque Municipale de Besançon, ms. 1150 (s. XIV-XV); Londres, British Library, Cotton Otho C. IV (s. XIV) y el Londres, British Library, Royal 19. E. VI (s. XIV-XV). No obstante, existe noticia de un cuarto códice perdido para nosotros (Aubert, 2012a). Los propietarios de estos códices fueron miembros de la alta realeza francesa: el propio rey Carlos V, sus hermanos Juan, el duque de Berry, y Luis, duque de Anjou; o Luis, duque de Orleáns e hijo de Carlos V (Castan, 1833; Aubert, 2012a). Este hecho justifica el lujo y la cuidada decoración de los códices conservados de la traducción francesa y, asimismo, el reconocimiento y valor que la obra experimentó en la corte del país galo (Aubert, 2012a; Giadás Quintela, 2023).

En el siglo XIX, Amador de los Ríos apuntaba la posible existencia de una traducción de las Cronice ab origine mundi al castellano. Esta, según dicho autor, se habría conservado en un códice de una extensión de cuarenta y cuatro folios, el cual pertenecería a los condes de Campo de Alange. Además, el historiador aducía que él había consultado personalmente dicho manuscrito gracias a la amabilidad de sus propietarios. Hace unos años, diversos estudios (Nogales Rincón, 2011; Rodríguez Porto, 2012; Aubert, 2012a) relacionaron el códice que afirmaba haber consultado Amador de los Ríos con un manuscrito que Jardin (2008) ya había vinculado a la segunda parte de la Suma del virtuoso deseo, la cual está emparentada con el Liber Regum (Nogales Rincón, 2011; Rodríguez Porto, 2012).

Por lo tanto, es improbable que afecte a la tradición de las Cronice ab origine mundi de Gonzalo de Hinojosa y, en definitiva, carecemos de pruebas sobre una traducción a lengua castellana. Con todo, este hecho no suprime la posibilidad de que esta hubiese sido realmente traducida a alguna lengua peninsular.

Finalmente, en lo que se refiere al uso directo de la obra histórica del prelado de Burgos, se sabe que el humanista Jerónimo de Zurita no sólo poseyó el códice que conserva la crónica, sino que hizo uso de ella en sus Enmiendas y advertencias en las crónicas de los reyes de Castilla que escribió don López de Ayala y en sus Anales de la corona de Aragón (Aubert 2012a; Giadás Quintela, 2023). Ciertamente, el mencionado cronista recoge la figura de Hinojosa como un historiador reputado y autor de referencia. En efecto, Zurita lo menciona e incluye en el prólogo de sus Enmiendas junto a autores de la talla de Casiodoro e Isidoro de Sevilla, en relación con los reyes godos; y de Rodrigo Jiménez de Rada, Pelayo de Oviedo y Lucas de Tuy, como continuadores de los primeros, grupo en el que también incorpora a Gonzalo de Hinojosa.

 

Recepción crítica

La bibliografía sobre Gonzalo de Hinojosa se ha circunscrito esencialmente a pequeñas noticias sobre el autor, tanto por su función de obispo o miembro de una familia noble como en relación con su producción historiográfica (Pérez Bayer & Nicolás Antonio, 1788; de los Ríos y Serrano, 1863; Martínez Añíbarro y Rives, 1889; Ménendez Pidal; Cirot, 1904; Sánchez Alonso, 1941; de Moxó, 1969; de Carlos Villamarín, 2012).

No obstante, en tiempos recientes se han consagrado diversos estudios más detallados y profundos al estudio tanto del autor como de su obra, sobre todo los realizados por Stépanie Aubert (2006, 2011, 2012a, 2012b, 2014, 2016) y Miguel Giadás Quintela (2016, 2019, 2022a, 2022b, 2022c, 2023), con especial mención a sus respectivas tesis de doctorado (Aubert, 2012a; Giadás Quintela 2023). Estos estudios han centrado esfuerzos en analizar las Cronice ab origine mundi de Gonzalo de Hinojosa desde diversas perspectivas: su modo de composición, sus fuentes más reseñables, su concepción de la historia y los principales ejes articulatorios de su proyecto, su relación con la traducción al francés o las influencias de las producciones alfonsíes en la selección de fuentes, por ejemplo, para la mitografía, entre otras. Al mismo tiempo, en ellos se ha estudiado al autor desde diferentes ángulos como, por ejemplo, su familia, su formación, sus obispados y su función como gestor de sedes episcopales o el entorno cultural de Burgos en la época.

De su producción literaria, el Padre Enrique Flórez publicó la Passio sanctae ac beatissimae Centollae virginis et martyris Christi en la España Sagrada (t. XXVII, 1772). Más recientemente se han editado algunos pasajes de las Cronice ab origine mundi (Lomax; Aubert; Giadás Quintela). Los cuatro libros iniciales de esta crónica pueden consultarse íntegros en edición moderna (Giadás Quintela, 2023).

Bibliografía citada

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Responsable: Miguel Giadás Quintela.

El Dr. Miguel Giadás Quintela es contratado posdoctoral en el área de Filología Latina dentro del Departamento de Filología Clásica, Francesa e Italiana de la Universidade de Santiago de Compostela.

Patrocinio conjunto de la Xunta de Galicia y el programa Fulbright para el proyecto posdoctoral “Libros, viaxes e camiños: o préstamo de manuscritos como elemento creador de vías de intercambio cultural coa Hispania do século XIV.

Revisión: Grupo de investigación LETRA.

Cómo citar y DOI del artículo: 

Giadás Quintela, Miguel, «Gonzalo de Hinojosa», Diccionario de autores literarios de Castilla y León (en línea), dir. y ed. María Luzdivina Cuesta Torre, coord. Grupo de investigación LETRA, León, Universidad de León, 2025. En línea en < https://letra.unileon.es/ >. DOI:  https://doi.org/10.18002/dalcyl/v0i44

Editado en León por © Grupo de investigación LETRA, Universidad de León. ISSN 2695-3846.

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